(Primera Parte)
Cuando hablamos de adolescentes, la mayoría de los padres reacciona con temor y cierta aprehensión a esta etapa vital, argumentando la mayoría de las veces que es un periodo bastante álgido tanto a nivel personal, familiar y parental. Sin embargo, si nos adentramos y la analizamos de cerca, descubriremos en la adolescencia una etapa maravillosa de crecimiento y autoconocimiento, de la cual dependerá en gran parte el cómo se vea la vida de ahí en adelante.
Aunque no es fácil, como padres debemos estar conscientes que la adolescencia es una etapa nueva para todos, en donde nuestros hijos son demasiado grandes para ser niños, pero demasiado pequeños para ser adultos. ¿Qué hacer entonces? A continuación, plantearé 3 de 8 estrategias que nos ayudarán a sobrellevar esta etapa de manera satisfactoria.
Respetar a nuestro hijo, es uno de los aspectos que ellos más reclaman; para ellos es de suma importancia que no se critiquen sus ideas, su forma de vestir, de caminar, de tomar decisiones. Aunque puede leerse complicado, es necesario. A su vez, exigir ese mismo respeto hacia los padres.
Motivarlo, porque su vida no siempre será color de rosa. Es claro que no todos somos buenos para todo, tenemos ciertas habilidades, pero también tenemos debilidades; en este punto se hace primordial observar cuáles son las fortalezas de nuestro hijo y así mismo reconocerlo por ello. Y en lo que presente dificultad, apoyarlo. Hacerle ver a nuestro hijo que, aunque no podemos ser los mejores en todo, sí podemos dar lo mejor de nosotros. A pesar de las circunstancias, no dejemos de estimularlos con palabras de aliento, con una sonrisa, un abrazo y atención.
Darle confianza en sí mismo, suele ser uno de los aspectos más difíciles de establecer, ya que, en muchas ocasiones, ni ellos mismos entienden lo que pasa con su cuerpo y con su mente. Sin embargo, hay que siempre tratar de estar presente, estar ahí para él y proveerle un ambiente de confianza y seguridad.

Las anteriores son sólo algunas de las estrategias que pueden ayudar a los padres de familia a llevar una buena relación con sus hijos adolescentes, incluso a mejorarla. Sin embargo, es importante hacernos conscientes que como toda etapa vital, la adolescencia es un proceso de permanente aprendizaje, tanto para nuestros hijos como para nosotros como padres.